Ya por todos es sabido que hablo de mi vida como del cor de la ciutat se tratase. Hablo de temporada siempre, y éstas van desde septiembre hasta casi julio. Debe de ser que tengo arraigado en mi ese instinto de que tan sólo es durante el curso escolar cuando ocurren cosas interesantes....o en su caso productivas. Luego venía la época estival en la que ibas a la playa, dejaban de dar tus séries favoritas y te tocabas los cojones muy a gusto.
Pues empieza otra nueva temporada. La premisa de que casi todo el mundo Lluisa Cura se ha ido a tomar por el culo puede sugerir que aunque cayera una puta bomba nuclear y arrasara con todo ésta temporada ya estaría teniendo más calidad que las dos anteriores.
Pero me encuentro ante la misma mierda de siempre. Con suerte he encontrado una ocupación mal llamada empleo. En la que las apuestas más generosas apuntan a que si el viernes seguimos allí (Es que mi compañero encima es un antiguo conocido mío....guau, las fuerzas del cosmos se lo han currado ésta vez. Ni la vicepresidenta del gobierno de la vega saliendo de mi tarta de cumpleaños sería una sorpresa tan gorda.
No hay tampoco muchas perspectivas de tener un empleo que tenga una continuidad mínima. Y acabo de darme cuenta que eso es un pilar básico para sentirte realizado, útil....feliz que diríamos. Paso de extenderme más dando una clase práctica de como interpretar correctamente la piramide de Maslow.
Creo que con ésto está todo dicho. Sumándole algún que otro cambio mínimamente trascendental. Que haría pleno efecto de existir ese pilar básico. Aunque quizás la cosa sea simplemente cuestión de paciencia. El barça del triplete comenzó la máxima competición perdiendo ante un equipo recién ascendido, y míralo.
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