¿Nunca habeis soñado con, al margen de un buen trompazo en la cabeza o no pudierais despertar en los años setenta?
Pensadlo bien, con suerte podríais rememorar aquellos momentos que os han hecho saltar y brotar de alegría y tendríais a vuestro alcance quizás la posibilidad de impedir que se lleven a cabo aquellos momentos más amargos que guardeis en lo más recondito de vuestra memoria.
Reencontraros con aquellos que ya no están años atras, y volviendo a disfrutar de momentos junto a ellos, intentando vivir el día a día sin que acuda a tu mente la tormentosa idea de que va a existir una segunda vez en la que deberás decirles adios
Y todo ello con el inconveniente de que te has despertado treinta años atras, treinta años atrás pudiendo disfrutar de los seres queridos que un día te dejaron, algo que tal y como reza el título, es vivir entre el cielo y el infierno
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